Un derrame de petróleo provoca una catástrofe medioambiental en el norte de Ecuador

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(Foto: Reuters)

Un derrame de petróleo ha afectado severamente los ríos y las playas de la costa de Esmeraldas, históricamente un pulmón verde y una fuente de vida en Ecuador.

Lo que en un principio parecía un incidente más de las tantas roturas del sistema de oleoducto transecuatoriano (SOTE), que transporta petróleo desde la Amazonia, ahora es una de las peores tragedias ambientales que golpea a miles de familias de al menos tres ciudades de esa provincia del norte de Ecuador.

Más de una semana después del derrame de petróleo, el gobierno ecuatoriano aún no tiene claridad sobre la magnitud de la tragedia. La cifra de barriles vertidos sigue siendo incierta. Mientras la ministra de Energía, Inés Manzano, habla de 3.800 barriles, el gerente de Petroecuador, la empresa estatal responsable, prefiere esperar a que se normalice el bombeo de crudo para realizar el cálculo exacto.

El derrame ocurrió por más de media hora, que es el tiempo que le tomó a los operadores cerrar manualmente todas las válvulas para detener el vertido del crudo, debido a la falta de un sistema automatizado en el oleoducto transecuatoriano (SOTE).

¿Qué originó el derrame de petróleo en Ecuador?

La versión de las autoridades sigue siendo incierta y contradictoria. El gerente de Petroecuador, Roberto Concha, aseguró que la rotura fue consecuencia de un deslizamiento de tierra provocado por las fuertes lluvias que azotan a la provincia. El deslizamiento desplazó el enorme tubo del SOTE, que en esa zona estaba enterrado, dejándolo expuesto hasta que se rompió debido al impacto del material arrastrado. Sin embargo, para la ministra de Energía, Inés Manzano, la causa es otra: un sabotaje.

No es la primera vez que el gobierno recurre a esta versión. La palabra “sabotaje” se ha convertido en una respuesta recurrente en situaciones de crisis, como cuando se produjeron los primeros cortes de electricidad que sorprendieron a la ciudadanía, después de semanas de declaraciones oficiales que aseguraban que no habría apagones.

El petróleo avanzó sin control y alcanzó rápidamente los ríos Caple, Viche y Esmeraldas, fuentes vitales para las comunidades locales que dependen de ellos para el consumo de agua, la pesca y la agricultura. Miles de familias han perdido el acceso a estos recursos hídricos, que ahora están cubiertos por una espesa capa de crudo que impide su uso.

La contaminación no se limitó a los ríos: el agua afectada también llegó al Refugio de Vida Silvestre Manglares Estuario Río Esmeraldas, según informó el Ministerio de Ambiente. La devastación es incalculable, con miles de especies muertas y ecosistemas enteros en peligro.

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